domingo, 31 de julio de 2011

Las Radiaciones Electromagnéticas.

En los últimos tiempos, hemos creado unos entornos en los que abunda la contaminaciòn electromagnética, también conocida como contaminación blanca o contaminación invisible.
Tendidos eléctricos, ordenadores, redes inalámbricas, hornos de microondas, antenas de telefonía móvil, etc., están bombardeando constantemente nuestros cuerpos con ondas electromagnéticas que alteran nuestro metabolismo y perjudican nuestro estado general de salud.

Nuestra actual civilización genera una amplia gama de campos electromagnéticos de alta frecuencia.

La mayoría de la población desarrolla su actividad diaria recibiendo constántemente radiaciones electromagnéticas.

Desde que nos levantamos por la mañana hasta que nos acostamos, estamos fácilmente en contacto con una trentena de campos de intensidad diversa.

El impacto del electromagnetismo sobre el medio ambiente puede alterar el planeta de manera que todavía no entendemos: algunos animales, como las ranas, están desapareciendo de manera alarmante, diversos bosques mueren por causas desconocidas y los humanos presentan enfermedades que no habían sufrido antes.

Si percibimos síntomas como: abatimiento, poca energía, decaimiento, dolor de cabeza, palpitaciones, dolor de oído, pérdida de memoria, insomnio, alteraciones del sueño, vértigo, mareos ; probablemente su organismo está siendo afectado de forma constante por una o más fuentes de ondas electromagnéticas.

El peligro de la radiaciòn es que sus efectos biológicos en el organismo son acumulativos.

Los efectos se notan sobre todo a medio o largo plazo, aunque hay personas especialmente sensibles que pueden notar efectos importantes a corto plazo (especialmente niños y ancianos).

Recomendaciones:
1.-Usar el teléfono móvil sólo lo indispensable, sustituirlo siempre que tenga un fijo próximo.

2.-Alejarlo del cuerpo mientras se establece la llamada, dado que es el momento que emite con más potencia.

3.-Evitar, en la medida de lo posible, llevarlo encendido y pegado al cuerpo (especialmente riñones, corazón y genitales)
4.- NO permitir la utilización a menores de 14 años. Sus campos magnéticos y tejidos no son tan fuertes como en los adultos. En el Reino Unido y otros países se ha prohibido su uso a menores
5.- Procurar no llevarlo conectado cuando se desplace en automóvil. Los coches son cajas metálicas en movimiento: las ondas de telefonía móvil apenas consiguen entrar por lo que los móviles actúan a plena potencia, y una vez en su interior, les cuesta mucho salir por lo que rebotan y rebotan por el interior del vehículo multiplicando el efecto nocivo, se recomienda abrir la ventanilla para disminuir éste efecto.

6.-Evite aparatos eléctricos cerca del cabezal de la cama (tales como despertadores con pantalla de cuarzo, radio despertadores, teléfono móvil etc..) antes de disponerse a dormir aleje cualquier aparato que emita este tipo de radiaciones.
7.-No trabajar con ordenadores portátiles sobre su cuerpo, evitar el uso de la computadora portátil o laptop sobre las piernas como lo acostumbran principalmente los jóvenes estudiantes, no deje que sus hijos se acerquen en exceso al televisor o monitor
8.-Evitar situarse de forma prolongada cerca de aparatos microondas, frigoríficos, hornos eléctricos o electrodomésticos de gran consumo muy especialmente, con bebés, no aproxime excesivamente el controlador inalámbrico a su cuna; posiciónelo a la máxima distancia posible o, mejor aún no ponerlo.

Las radiaciones electromagnéticas se comportan como las ondas de la fotografía.

Desde el centro se expanden hacia el exterior hasta desaparecer.
Si nosotros nos encontramos en el centro de una radiación, estaremos altamente expuestos; conforme nos distanciamos éstas nos afectan menos además de que se van acumulando a través de los años.
Si trabajamos junto a una fotocopiadora 8 horas al día, estamos altamente expuestos.

Si la utilizamos varias veces al día y nuestro lugar de trabajo está a una cierta distancia, la afectación de esta máquina será menor.

Algunos investigadores médicos, bioingenieros e instituciones científicas están en el convencimiento de encontrarse analizando como protegernos de las radiaciones electromagnéticas.

Dra. Alma Villarreal Navarrete.

domingo, 17 de julio de 2011

El Síndrome de Peter Pan.

El psicólogo norteamericano Dan Kiley en 1983, fue el responsable de acuñar y popularizar lo que hoy se conoce como "Síndrome de Peter Pan".
Se refiere a personas que no quieren o no pueden aceptar las responsabilidades ordinarias que vienen con la madurez.
Se rehúsan a tomar decisiones profesionales, Volverse independientes en lo económico.
Se rehúsan también a volverse independientes en lo emocional.
O sea al conjunto de rasgos que tiene aquella persona que no sabe o no puede renunciar a ser hijo para empezar a ser padre, puede ser un problema que se produce en ambos sexos aunque para la mujer más bien se identifica como el "Síndrome de Wendy" .
Hijos que nunca creen apropiado marcharse de casa, cuarentones con una vida social típica de un adolescente, amistades y grupos de salida mucho más jóvenes.
El hombre/niño que se resiste a crecer es incapaz de cuidar y proteger a nadie así como de intercambiar papeles igualitariamente en el contexto de una pareja.
Hombres que presumen de joviales, simpáticos, alma de las fiestas, deportistas, aplicados seductores de jovencitas a edades notoriamente inadecuadas, con frecuencia no son más que "peter panes" afectivamente inmaduros y promotores de mucha desdicha en las relaciones de pareja.
Se trata de hombres que no han aprendido la diferencia entre haber crecido y ser adultos. Los niños que viven allí es "no querer crecer nunca".
Estan comprometidos con el no-compromiso. Nada puede obstaculizar su libertad.

La infancia es una etapa de felicidad, en la que no se tiene conciencia de la existencia de problemas, ya que otros (padres, maestros, abuelos) los solucionan por ellos.

Hacia el final de la adolescencia, sin embargo, se produce un cambio de mentalidad y una toma de conciencia sobre las responsabilidades que hay que tomar.

Tienen un enorme miedo a la soledad. Excesiva necesidad de aprobación y apoyo.

Es inseguro, aunque no lo demuestre e incluso pueda aparentar todo lo contrario.

Casi siempre tiene al lado a otra persona que cubre estas necesidades básicas. Manipulación en sus relaciones. No se responsabiliza de lo que hace, pero cree que los otros sí lo hacen por èl o (ella).

Está permanentemente insatisfecho con lo que tiene, pero nunca toma iniciativas ni hace nada por solucionar su situación.
Ante personas que manifiestan este comportamiento y/o actitud ante la vida, los familiares, la pareja o amigos deben tomar una actitud firme, permitiendo que la persona que lo padece se enfrente a la realidad asumiendo las consecuencias de su conducta haciéndoles entender que nadie asumirá las consecuencias de sus actos.

Si tienes un Peter Pan a tu lado, lo primero que tiene que hacer es darse cuenta que tiene un problema.

Las conductas ejercidas durante muchos años, no se modifican tan facilmente, por lo que se requiere de una terapia psicólogica, es conveniente iniciar con la pareja si se tiene o familiar ya que en muchos de los casos son los padres quienes los favorecen sin darse cuenta.

Ya que las necesidades básicas de Peter Pan suelen ser cubiertas por otra persona que puede ser por la madre, una hermana, un padre o una esposa, la pareja que sustituye a la madre.
Aunque esa otra persona siente un cierto malestar por el abuso, no hace nada al respecto para no provocar conflictos a Peter.
La mejor forma para que una persona se recupere de este síndrome es permitir que se enfrente a la realidad para que con la ayuda a un profesional pueda guiarle en un proceso de conciencia y maduración personal.

Dra. Alma Villarreal Navarrete.