sábado, 26 de junio de 2010

Síndrome del Niño Emperador.


Cada día vemos más noticias relativas al maltrato que sufren algunos padres a manos de sus hijos, es lo que se conoce como Síndrome del Niño Emperador o pequeño dictador.
Suelen ser padres que no tienen claro qué virtudes deben vivir ellos mismos, y no saben cuales deben procurar que vivan sus hijos.
Eso les lleva a ser blandos y a no ser capaces de corregir con la debida exigencia a sus hijos.
Al final "Ante la blandura de los Padres", hacen lo que les da la gana.
Y además, los padres tienen que ir detrás de ellos, arreglando lo que van dejando mal hecho o sin hacer.
Suele terminar "Esa forma de Actuar", con un desprecio de los hijos a los padres.
El síndrome del niño emperador ” o Pequeño Dictador”, llegan a lanzar amenazas a sus padres de que van a armar un escándalo o van a hacer una barbaridad, si no le dejan hacer algo, o si una cosa no está hecha o arreglada, en un plazo determinado.
Han convertido a sus hijos en tiranos, que maltratan sicológiamente a sus padres y a veces físicamente.
La madre es la víctima en el 87 por ciento de las ocasiones que se produce este tipo de violencia, ya que principalmente recibe agresiones físicas, aunque también son habituales las verbales.
La familia y la escuela han perdido la capacidad de educación, y esto favorece que chicos con esta predisposición, que antes eran mantenidos por la sociedad, ahora tengan mucha más facilidad para exhibir la violencia.
¿Qué puede ocurrir en la personalidad de un niño para que llegue a agredir a sus padres? Los expertos señalan innumerables causas genéticas, familiares y ambientales que ayudan al desarrollo de este síndrome.
El abandono de las funciones familiares, la sobreprotección y sobre exigencia simultáneas, los hábitos familiares determinados por la escasez de tiempo, la ausencia de autoridad, la permisividad y, sobre todo, la falta de elementos afectivos, como la calidez en la relación con los hijos.
Se les educa más en otros entornos sociales que en la familia, algo que no ocurría hace tan sólo una década.
Un padre excesivamente permisivo tiene como resultado un hijo caprichoso e irresponsable, pero no un hijo violento.
La permisividad puede echar a perder a un niño (hacerse vago, juntarse con malas compañías, cometer delitos), pero si hay violencia es como resultado de un proceso de deterioro personal por falta de educación.
El "síndrome del emperador" tiene causas tanto biológicas (dificultad para desarrollar emociones morales y conciencia) como sociológicas.
Aunque se sabe que hay un componente genético que influye en el comportamiento de estos niños, la educación que reciben puede ser la principal causa para que aparezca.
Según el autor del libro “Los hijos tiranos: El síndrome del emperador”, el psicólogo criminalista Vicente Garrido, “se trata de niños que no han desarrollado las emociones morales, como el sacrificio, la compasión, la empatía o la piedad, y por tanto no tienen sentimiento de culpa”.
La herencia marca tendencia, pero lo que cambia el ser humano es totalmente la educación, sobre todo en los primeros años, en los primeros meses y días, incluso antes de nacer, es muy distinto si eres un hijo deseado o no, si eres un padre relajado o agresivo.
El perfil de este pequeño tirano, suele ser el de un varón , normalmente de clase media alta.
Su principio filosófico es primero yo y luego yo. Piensa que todos giran a su alrededor, que ve a los padres como cajeros automáticos, y a los profesores como alguien a quien pagan sus padres. Un niño al que no se le ha dicho "No", no se le ha responsabilizado, no se le ha mostrado lo que piensa o siente el otro.
La falta de límites es lo que hace que los niños se sientan reyes. Se sienten dioses, dueños del mundo y especialmente de sus padres, a quienes pueden controlar y mantener a su disposición con sus constantes gritos y caprichos.
Los padres deben tener una actitud común y no desautorizarse delante de los hijos.
Deben estar seguros y ser claros al transmitir las normas, de no ser así se deberà pedir ayuda de un psicoterapeuta que seria lo más recomendable para éstos casos de conductas conflictivas en niños y adolescentes.
Dra. Alma Villarreal Navarrete.

jueves, 17 de junio de 2010

Problemas de Personalidad.


Está comprobado el hecho de que el 66 al 90% de los fracasos en el mundo laboral son fracasos de relaciones humanas, es decir de comunicación.
Las llamadas enfermedades “psicosomáticas” y los llamados “problemas de personalidad”, tales como timidez, inseguridad y falta de confianza son básicamente problemas de trato con la gente y con uno mismo.
La personalidad introvertida vive fundamentalmente de cara a su mundo interior.
La personalidad extravertida vive pendiente de la realidad exterior.
La inestabilidad emocional es un rasgo de la personalidad que se caracteriza por una variación en los sentimientos y los estados emotivos.
Para Erik Erikson (1902-1994) en la Teoria de la Personalidad el "YO" es la parte de la mente que da coherencia a las experiencias conscientes e inconscientes.
Es imposible vivir sin relacionarse y relacionarse es comunicar.
La comunicación es algo más que intercambiar información verbal, a fin de cuentas es la calidad de nuestras relaciones lo que realmente necesitamos potenciar.
El modelo de la comunicación humana que realmente merece nuestra consideración es aquel que nos hace estar conscientes de que somos personas que se relacionan con el mundo y que existen tantas formas de ver ese mundo como personas viven en él.
Y es, precisamente, esa diversidad de percibir las cosas lo que hace divertido relacionarse con la gente.
Tal vez sería el momento de aceptar que todos formamos un equipo dinámico que está en un proceso de constantes cambios y que ello nos obliga a disponer de todos nuestros recursos, incluso adquirir unos nuevos, para provocar mejoras, tanto en el propio crecimiento como para mostrar a los demás como pueden realizar el suyo, con el afán de producir mayor satisfacción en nuestras vidas.
Tal vez sería el momento de plantearnos entrar dentro de la cultura de aprendizaje donde obtengamos la justa apreciación de nuestra propia valía y adquirir habilidades en el trato con la gente.
El cambio es una constante en el mundo que permite crecer y evolucionar, todas las personas disponen de todo cuanto necesitan para hacer cambios en su vida.
Todas las personas merecen cambiar, tal vez ese sería el camino para ubicarse en el camino del Saber Vivir.
Antiguamente los estudios psicológicos aseguraban que cada persona forjaba su personalidad hasta los 30 años, sin embargo recientemente hay quienes afirman que se puede cambiar, incluso pasada esa edad, pues el temperamento no es algo fijo, sino algo que se puede moldear a nuestro favor.
La personalidad puede cambiar en la adultez, e incluso en la vejez, por lo tanto si aún existen aspectos negativos de tu personalidad los puedes cambiar por cosas mejores.
Una buena actitud ante la vida predispone a las personas a manejar oportuna y habilidosamente sus aptitudes, y esto incluye la de adquirir otras nuevas.
En términos generales, las personas consideran que “tienen poca autoestima” y cuando realmente se cuestiona qué es lo que se puede hacer al respecto y, más aún, cómo lo puede hacer, se encuentra con una amplia pila de miedos y temores.
Así, pues, llegan a decir que se sienten desmotivados, con un “vacío interior”, o sufren estados de ansiedad o estados depresivos recurrentes, según los casos ya que el deseo de explorar cosas nuevas, les provoca inquietud y ansiedad.
No se trata de una dinámica caprichosa de mostrar insatisfacción porque sí, más bien se trata de un proceso genuino de aprender, de salir del propio cascarón y ampliar el círculo de influencia, el afán de experimentar hasta qué punto somos lo que creemos ser y hasta donde podemos llegar.
Dra. Alma Villarreal Navarrete.