Cada día vemos más noticias relativas al maltrato que sufren algunos padres a manos de sus hijos, es lo que se conoce como Síndrome del Niño Emperador o pequeño dictador.
Suelen ser padres que no tienen claro qué virtudes deben vivir ellos mismos, y no saben cuales deben procurar que vivan sus hijos.
Suelen ser padres que no tienen claro qué virtudes deben vivir ellos mismos, y no saben cuales deben procurar que vivan sus hijos.
Eso les lleva a ser blandos y a no ser capaces de corregir con la debida exigencia a sus hijos.
Al final "Ante la blandura de los Padres", hacen lo que les da la gana.
Y además, los padres tienen que ir detrás de ellos, arreglando lo que van dejando mal hecho o sin hacer.
Suele terminar "Esa forma de Actuar", con un desprecio de los hijos a los padres.
El síndrome del niño emperador ” o Pequeño Dictador”, llegan a lanzar amenazas a sus padres de que van a armar un escándalo o van a hacer una barbaridad, si no le dejan hacer algo, o si una cosa no está hecha o arreglada, en un plazo determinado.
Han convertido a sus hijos en tiranos, que maltratan sicológiamente a sus padres y a veces físicamente.
La madre es la víctima en el 87 por ciento de las ocasiones que se produce este tipo de violencia, ya que principalmente recibe agresiones físicas, aunque también son habituales las verbales.
La familia y la escuela han perdido la capacidad de educación, y esto favorece que chicos con esta predisposición, que antes eran mantenidos por la sociedad, ahora tengan mucha más facilidad para exhibir la violencia.
¿Qué puede ocurrir en la personalidad de un niño para que llegue a agredir a sus padres? Los expertos señalan innumerables causas genéticas, familiares y ambientales que ayudan al desarrollo de este síndrome.
El abandono de las funciones familiares, la sobreprotección y sobre exigencia simultáneas, los hábitos familiares determinados por la escasez de tiempo, la ausencia de autoridad, la permisividad y, sobre todo, la falta de elementos afectivos, como la calidez en la relación con los hijos.
Se les educa más en otros entornos sociales que en la familia, algo que no ocurría hace tan sólo una década.
Un padre excesivamente permisivo tiene como resultado un hijo caprichoso e irresponsable, pero no un hijo violento.
La permisividad puede echar a perder a un niño (hacerse vago, juntarse con malas compañías, cometer delitos), pero si hay violencia es como resultado de un proceso de deterioro personal por falta de educación.
El "síndrome del emperador" tiene causas tanto biológicas (dificultad para desarrollar emociones morales y conciencia) como sociológicas.
Aunque se sabe que hay un componente genético que influye en el comportamiento de estos niños, la educación que reciben puede ser la principal causa para que aparezca.
Según el autor del libro “Los hijos tiranos: El síndrome del emperador”, el psicólogo criminalista Vicente Garrido, “se trata de niños que no han desarrollado las emociones morales, como el sacrificio, la compasión, la empatía o la piedad, y por tanto no tienen sentimiento de culpa”.
La herencia marca tendencia, pero lo que cambia el ser humano es totalmente la educación, sobre todo en los primeros años, en los primeros meses y días, incluso antes de nacer, es muy distinto si eres un hijo deseado o no, si eres un padre relajado o agresivo.
El perfil de este pequeño tirano, suele ser el de un varón , normalmente de clase media alta.
Su principio filosófico es primero yo y luego yo. Piensa que todos giran a su alrededor, que ve a los padres como cajeros automáticos, y a los profesores como alguien a quien pagan sus padres. Un niño al que no se le ha dicho "No", no se le ha responsabilizado, no se le ha mostrado lo que piensa o siente el otro.
La falta de límites es lo que hace que los niños se sientan reyes. Se sienten dioses, dueños del mundo y especialmente de sus padres, a quienes pueden controlar y mantener a su disposición con sus constantes gritos y caprichos.
Los padres deben tener una actitud común y no desautorizarse delante de los hijos.
Deben estar seguros y ser claros al transmitir las normas, de no ser así se deberà pedir ayuda de un psicoterapeuta que seria lo más recomendable para éstos casos de conductas conflictivas en niños y adolescentes.
Dra. Alma Villarreal Navarrete.
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