miércoles, 9 de abril de 2008

Trastorno Bipolar.


La enfermedad bipolar (también llamada maníaco-depresiva) consiste en una alteración de los mecanismos que regulan el estado de ánimo.
Estos pacientes, presentan fases mixtas, en las que se entremezclan síntomas de depresión y síntomas de euforia.
Es frecuente que en estas fases aparezca hiperacitividad y aceleración del pensamiento a la par que ideas negativas y pensamientos depresivos.
La irritabilidad y la ansiedad son también síntomas muy comunes en estas fases.
Esto ocurre sobre todo en aquellos pacientes que denominamos cicladores rápidos, que se caracterizan por cambiar a menudo (varias veces en un año, en un mes o, incluso, en una semana) y de forma brusca de manía a depresión o a la inversa.
El funcionamiento de estos mecanismos depende de dos factores: genéticos y ambientales. Actualmente sabemos que en el trastorno bipolar la genética desempeña un papel muy importante, ya que es la responsable de que el estado de ánimo esté mal regulado. Los factores ambientales pueden actuar como precipitantes de las crisis, pero generalmente es necesaria cierta predisposición hereditaria para la enfermedad.
Además, las mutaciones (cambios espontáneos en los genes), explican que las enfermedades hereditarias aparezcan en personas sin antecedentes.
Como casi siempre existen problemas con los que justificar que una depresión es reactiva, muchas veces pasa desapercibida la auténtica raíz del trastorno, que reside en un mal funcionamiento de dichos mecanismos.
Este trastorno suele empezar al final de la adolescencia o al inicio de la edad adulta. Si cree que puede tener este problema, hable con un profesional de la salud. Un chequeo médico puede descartar otras enfermedades que podrían causarle cambios en su estado de ánimo.
Si no se trata, el trastorno bipolar puede dar como resultado el deterioro de las relaciones interpersonales, bajo desempeño escolar o laboral. Sin embargo, existen tratamientos eficaces como medicinas y terapia de conversación.
El diagnóstico de esta enfermedad debe ser realizado por un experto. No existen, por ahora, pruebas específicas que permitan objetivar el diagnóstico, de modo que éste se fundamenta en el criterio clínico, es decir, en el análisis de toda la información disponible proporcionada por el propio paciente y sus familiares. .
Por este motivo, la psiquiatría es la encargada de tratar este tipo de trastornos de conducta por fortuna se está avanzando mucho en este aspecto, el tratamiento farmacológico con psicoterapia resulta eficaz la combinación de ambos suele ser lo que mejor surte efecto.

Dra.Alma Villarreal Navarrete.


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