La percepción que la gente tiene de la soledad, es que el ser humano no fue concebido para estar solo, y no es la unica entidad que pobla este mundo, por eso siente la necesidad y la sensacion de que algo le falta, de que es un ser incompleto. De que como especie se tiene que unirse a otra persona para poder llegar a complementarse.
Cada quien elige su forma de mitigar la misma, afectando a su medio ambiente de una u otra forma. Algunos eligen aberraciones, otros conformaciones y algunos otros la desesperanza.
Por ende el estado o sensacion natural de las cosas o personas.
Uno debe vivir con soledad y aprender a no tenerle miedo para desenvolverse en forma optima y honesta en la vida.
Otros la podrìan definir como cuando tu tienes mucho que decir y no hay nadie que te escuche o cuando tu no tienes a quien querer y no hay quien te quiera.
Los psicólogos consideran que alguien está solo cuando no mantiene comunicación con otras personas o cuando percibe que sus relaciones sociales no son satisfactorias.
Es como el resultado de relaciones sociales deficientes, y que constituyen una experiencia subjetiva ya que uno puede estar solo sin sentirse solo o sentirse solo cuando se halla en grupo; resulta desagradable y puede llegar a generar angustia.
La soledad, salvo excepciones, es una experiencia indeseada similar a la depresión y la ansiedad. Es distinta del aislamiento social, y refleja una percepción del individuo respecto a su red de relaciones sociales, bien porque esta red es escasa o porque la relación es insatisfactoria o demasiado superficial.
Es como el resultado de relaciones sociales deficientes, y que constituyen una experiencia subjetiva ya que uno puede estar solo sin sentirse solo o sentirse solo cuando se halla en grupo; resulta desagradable y puede llegar a generar angustia.
La soledad, salvo excepciones, es una experiencia indeseada similar a la depresión y la ansiedad. Es distinta del aislamiento social, y refleja una percepción del individuo respecto a su red de relaciones sociales, bien porque esta red es escasa o porque la relación es insatisfactoria o demasiado superficial.
Se distinguen dos tipos de soledad: La Emocional, o ausencia de una relación intensa con otra persona que nos produzca satisfacción y seguridad, y La Social, que supone la no pertenencia a un grupo que ayude al individuo a compartir intereses y preocupaciones.
Parece, por otro lado, que la soledad está relacionada con la capacidad de las personas para manifestar sus sentimientos y opiniones.
Cuando nuestra habilidad para relacionarnos es deficiente, aumenta la probabilidad de que nos quedemos solos ya que las relaciones que mantenemos son menos entusiastas y empáticas.
Cuando nuestra habilidad para relacionarnos es deficiente, aumenta la probabilidad de que nos quedemos solos ya que las relaciones que mantenemos son menos entusiastas y empáticas.
En general, las personas con problemas de neurosis se muestran convencidas de que no resultan amables ni dignas de ser apreciadas, y rechazan cualquier tipo de amigos potenciales con el objetivo de protegerse a sí mismos del posible rechazo.
La soledad esta muy relacionada con la pérdida de relaciones con ese conjunto de personas significativas en la vida del individuo y con las que se interactúa de forma regular.
La definición más común de soledad es la de carencia de compañía y que se tiende a vincularla con estados de tristeza, desamor y negatividad.
Se puede presentar por la ausencia de un ser querido. Cuando (por separación en la pareja, fallecimiento de un ser querido u otra causa) desaparece de nuestra vida alguien a quien hemos amado o que ocupaba un espacio estelar en nuestra cotidianeidad, nos invade una particular sensación de soledad, un vacío, una nada que nos sume en la tristeza y la desesperanza.
Hemos de sobrellevar la dolorosa percepción de horfandad, de ausencia de una persona insustituible.
Nos vemos perdidos y sin referencias en las que antes nos apoyábamos para afrontar la vida.
Somos seres sociales que necesitamos de los demás para hacernos a nosotros mismos.
Somos seres sociales que necesitamos de los demás para hacernos a nosotros mismos.
Y no sólo para cubrir nuestras necesidades de afecto y desarrollo personal, sino también para afianzar y revalidar nuestra autoestima, ya que ésta se genera cada día en la interrelación con las personas que nos rodean.
La pérdida es irreemplazable pero no debe ser irreparable.
La pérdida es irreemplazable pero no debe ser irreparable.
Ese hueco, quedará ahí pero si nos permitimos sentir la tristeza y nos proponemos superarla a base de confianza en nosotros mismos, podremos reunir fuerzas para establecer nuevas relaciones que cubran al menos parcialmente ese déficit de amor que ha dejado la ausencia del ser querido.
Hemos de intentar que la carencia de esa persona no se convierta en una carencia general de relaciones.
Esta soledad es dolorosa, pero puede convertirse en positiva si la interpretamos como oportunidad para aprender a vivir del dolor sin quedarnos bloqueados.
Y para generar recursos y habilidades para continuar transitando satisfactoriamente por la vida. Debemos interiorizar y controlar el dolor, sabiéndolo parte inherente a la vida, aprendiendo a no temerlo y a no mantenernos al margen del sufrimiento como si de una debilidad o incapacidad se tratara.
Quien sabe salir del dolor está preparado para disfrutarla la plenitud en momentos venideros.
Desafortunadamente hay también otras soledades indeseadas, que son màs difìciles de llevar, como esas a las que se ven abocadas personas mayores, o quienes muestran una orientación sexual no convencional, o quienes sufren ciertas enfermedades, incapacidades físicas o psicológicas o imperfecciones estéticas en donde la ayuda es necesaria hasta para cubrir sus mínimas necesidades y que no está dentro de sus posibilidades superarla por obvias razones, pero que a veces personas generosas pueden llenar ese vacìo.
Voviendo al tema diriamos que hay un tiempo para comunicarnos con los demás y otro (que necesita de la soledad) para establecer contacto con lo más profundo de nosotros mismos.
Hemos de "hablar" con nuestros miedos, no podemos ignorarlos ni quedarnos bloqueados por ellos.
Es conveniente que, en ocasiones, optemos por la soledad. Si lo consideramos necesario acudir a terapia por un profesional que serà de gran ayuda.
En suma, equilibremos los momentos en que nos expresamos y atendemos a otros, y los que dedicamos a pensar, en soledad, en nuestras propias cosas.
Dejemos a un lado el miedo a mirar dentro de nosotros, y afrontemos la necesidad de saber cómo somos.
A la mayorìa la soledad nos hace daño, a veces nos conformamos con visitar o ver a nuestos seres queridos (hijos, amigos, familiares etc.) por un ratito y luego volver a a soledad, nos sienta mejor tener con quién hablar, intimar y a quién querer. Tomemos la iniciativa para conseguir buenas relaciones y optemos por "Vencer la soledad no deseada".
Dra. Alma Villarreal Navarrete.
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