Cuando los hijos se van de casa llega el síndrome del “nido vacío”, este término se usa mucho para referirse al período de la vida en que los niños han terminado de crecer, son jóvenes y abandonan el hogar.
Los padres quedan sin las tareas que ocuparon gran parte de su tiempo en las responsabilidades materiales, afectivas, sociales, etc que sus hijos requerían.
El cambio de papeles requiere capacidad de adaptación, especialmente cuando los hijos adultos dejan el hogar y se casan.
El cambio de papeles requiere capacidad de adaptación, especialmente cuando los hijos adultos dejan el hogar y se casan.
Aunque tanto hombres como mujeres experimentan esta transición, solamente se ha considerado estresante para las mujeres, ya que esto conlleva la pérdida de los principales componentes del rol de madre, un rol que tradicionalmente viene siendo el principal objetivo en las vidas e identidades de muchas mujeres.
El 82% de las amas de casa con pérdida de su rol maternal que sobreprotegieron o tuvieron una relación demasiado estrecha con sus hijos también sufrían depresión.
En comparación, el 62 % de las mujeres con otras actividades fuera del hogar o con otras formas de pérdida de rol sufrieron depresión, un dato casi equiparable al resultante de las mujeres con algún grado de pérdida maternal.
No hay razón para esperar que la experiencia del nido vacío deba ser la misma para todas las mujeres.
Puede ocurrir perfectamente que para algunas, si no muchas, la transición al nido vacío es un período anticipado esperado y, de hecho, favorable en ciertos aspectos ya que tendrà màs tiempo para dedicarlo a si mismo, entonces es hora que comiencen a realizarse en lo personal y obtengan esos viejos sueños.
Podría ser fructífero centrarnos en aquellas mujeres a quienes tal fase de transición sería más angustiosa. Por ejemplo, aquellas madres con actitudes más tradicionales hacia el rol de la mujer podrían percibir la pérdida de los componentes más activos del rol de madre como la mayor pérdida.
También, aquellas que están experimentando simultáneamente otros cambios de vida o que no tiene otra alternativa inmediatamente disponible podrían encontrar la fase de transición "nido vacío" más perjudicial.
Finalmente, Aunque este síndrome puede afectar por igual al padre y a la madre, suele repercutir especialmente en la madre, sobre todo si no ha trabajado fuera del hogar y el cuidado de sus hijos no era únicamente su papel central, sino el exclusivo.
Hay que ser positivos y pensar que los preciosos años dorados son para vivirlos en tranquilidad, alimentàndose afectiva y espirtualmente.
Dra. Alma Villarreal Navarrete.
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