Diciembre, no es simplemente un mes más del calendario, es la fecha en que los seres humanos tenemos la oportunidad de reflexionar y hacer cuenta de nuestras obras y acciones realizadas durante todo el año.
Enero que está próximo a llegar, marca el inicio de un nuevo comienzo, principia el 2010 y con él la oportunidad de renovar nuestros valores, iniciar planes y propósitos con el anhelo de trabajar cada día en ellos y cristalizar las metas que cada uno se imponga.
El festejo de año nuevo es símbolo de unidad familiar, en donde los integrantes de la misma se reúnen para compartir la mesa que se enriquece con los platillos que son elaborados con esmero y cariño para el deleite de los invitados.
Fielmente realizamos la tradición de comer doce uvas los últimos segundos del año como símbolo de esperanza, con cada campanada y cada uva pedimos secretamente la realización de nuestros anhelos, propósitos y sueños más profundos que aún no han sido realizados y que se espera que el año entrante se tenga la dicha de ello.
Enero que está próximo a llegar, marca el inicio de un nuevo comienzo, principia el 2010 y con él la oportunidad de renovar nuestros valores, iniciar planes y propósitos con el anhelo de trabajar cada día en ellos y cristalizar las metas que cada uno se imponga.
El festejo de año nuevo es símbolo de unidad familiar, en donde los integrantes de la misma se reúnen para compartir la mesa que se enriquece con los platillos que son elaborados con esmero y cariño para el deleite de los invitados.
Fielmente realizamos la tradición de comer doce uvas los últimos segundos del año como símbolo de esperanza, con cada campanada y cada uva pedimos secretamente la realización de nuestros anhelos, propósitos y sueños más profundos que aún no han sido realizados y que se espera que el año entrante se tenga la dicha de ello.
Este rito tiene su origen en los años veintes cuando algunos vinateros españoles que necesitaban deshacerse del excedente de uvas, comenzaron a repartirlas nombrándolas las uvas de la suerte que representaban la prosperidad y la abundancia.
La Religiòn Católica tienen como rito encender las velas de la corona de adviento que significa la Luz y la Vida, está corona se prepara para recibir el nacimiento del niño dios y permanece encendida hasta el año nuevo.
Existen un sinfín de ritos que cada familia realiza supersticiosamente para atraer la buena vibra; hay quienes barren las entradas de las casas, los que salen con las maletas para augurar viajes durante todo el año, los que adquieren figuras de borreguitos para que no falte la “lana” el siguiente año, los que utilizan prendas íntimas de diferentes colores para atraer ya sea al amor o al dinero.
La Religiòn Católica tienen como rito encender las velas de la corona de adviento que significa la Luz y la Vida, está corona se prepara para recibir el nacimiento del niño dios y permanece encendida hasta el año nuevo.
Existen un sinfín de ritos que cada familia realiza supersticiosamente para atraer la buena vibra; hay quienes barren las entradas de las casas, los que salen con las maletas para augurar viajes durante todo el año, los que adquieren figuras de borreguitos para que no falte la “lana” el siguiente año, los que utilizan prendas íntimas de diferentes colores para atraer ya sea al amor o al dinero.
Estos ritos pudiesen parecer un claro ejemplo de tradiciones, son aceptados por la sociedad porque la única finalidad que tienen es sembrar entre los practicantes la unión y el nacimiento de la esperanza, valores que todas las personas necesitamos sentir en algún momento de la vida.
La última noche del año es una de las más especiales, se tiene un sentimiento encontrado, por un lado la alegría de haber vivido un año más en el que se aprendió y con suerte y esfuerzo, posiblemente se cumplieron algunos de los propósitos impuestos el año pasado, también es especial porque nuevamente hay unión entre los integrantes de la familia, amigos y seres queridos.
La última noche del año es una de las más especiales, se tiene un sentimiento encontrado, por un lado la alegría de haber vivido un año más en el que se aprendió y con suerte y esfuerzo, posiblemente se cumplieron algunos de los propósitos impuestos el año pasado, también es especial porque nuevamente hay unión entre los integrantes de la familia, amigos y seres queridos.
Pero por otra parte se presentan los momentos nostálgicos y melancólicos especialmente si durante en el transcurso del año se perdió a un ser especial que ahora no se encuentra físicamente y que sin embargo jamás dejará de estar en los corazones de quienes le recuerden.
El 31 de diciembre es la mejor fecha para celebrar y reír, dejar salir los sentimientos y emociones, para externar a los seres queridos cuán importantes son en nuestras vidas.
El 31 de diciembre es la mejor fecha para celebrar y reír, dejar salir los sentimientos y emociones, para externar a los seres queridos cuán importantes son en nuestras vidas.
Conforme se acerca el último día del año, la gente se prepara para esta celebración.
La idea es simple, hacer una serie de metas o promesas que nos hacemos a nosotros mismos para mejorar en algún aspecto, generalmente personal, como la salud, la apariencia o la economía, simbólicamente es una oportunidad para dejar atrás los malos hábitos y equivocaciones del pasado, y aprovechar un nuevo año para comenzar de cero.
Es el momento de realizar brindis y más que obsequiar regalos, es tiempo de dar abrazos sinceros y palabras que regocijen y motiven el espíritu y el alma para iniciar con energías renovadas un año más.
No olvidemos llamar aquel amigo (a) que sabemos que està solo, compartamos con ellos el queso, el vino y el pan y los momentos de nostalgìa y a la vez de alegrìa por una año que comienza y el otro que se va.
Deseo que para los buenos momentos tengan gratitud, para los malos, mucha esperanza y para cada día una ilusión.
¡En horabuena y Feliz Año Nuevo!
Deseo que para los buenos momentos tengan gratitud, para los malos, mucha esperanza y para cada día una ilusión.
¡En horabuena y Feliz Año Nuevo!
Dra. Alma Villarreal Navarrete.